¿Sientes
insatisfacción social?
¿Experimentas
emociones ambivalentes con respecto a las redes sociales?
¿Te
distraes con tu “smartphone” mientras manejas tu auto?
¿Eres
estudiante e ingresas a redes sociales durante las clases?
¿Te
preocupas constantemente con la idea de ser excluido por tus amig@s y por tanto
revisas a cada momento el estado de tus redes sociales?
¿Publicas
de manera frecuente en redes sociales y cambias tu foto de perfil si no recibes
ningún “like”?
Te
tengo una noticia: sufres de FoMO (Fear
of Missing Out), lo que en castellano significa algo así como Miedo a perderse de lo que está pasando o
Miedo a quedar fuera de lo que está
pasando. Pero no estás sol@, o mejor dicho sí estás sol@, pero quizá te
sirva de consuelo saber hay much@s sufriendo en este momento lo mismo que tú. Es
más, si estás leyendo esto es porque no tienes nada que hacer, lo que es señal
de que alguien lo está pasando mejor que tú. Si crees que tu ex está
disfrutando más en este instante que tú, tienes razón, pues mientras tú piensas en ella o él, esa ella o ese él están con otra ella u otro él y no piensan en ti. Pero al menos ya diste el primer paso, sabes que sufres
de FoMO y que te sentirás miserable mientras sigas en la espera obsesiva de inclusión.
En 2013 Andrew K.
Przybylski junto con sus colaboradores (Murayama, DeHaan & Gladwell). publicaron
el artículo Motivational, emotional, and
behavioral correlates of fear of missing out en el número 29 de la revista Computers in Human Behavior. Su
planteamiento parte de la hipótesis de que las personas con necesidades
sociales frustradas experimentan miedo o preocupación de que los demás tengan
vivencias más entretenidas y valiosas que las suyas y por tanto buscan
frecuentemente las vías para conocer lo que los otros están haciendo, que en el
contexto actual se concentran en las redes sociales de internet.
¿Pero es tan terrible
la exclusión? Hay que partir de que no todo es exclusión, por ejemplo, si una
persona pasa sus días enviando solicitudes de amistad o para seguir, es
probable que su lista se engrose con personas con las que ni siquiera tiene un
lazo cercano, por ejemplo, sentir que uno está fuera porque un compañero del
preescolar al que no se ha visto en décadas está festejando su cumpleaños y no
nos invitó, es inventarse un sufrimiento. Por otro lado, la soledad tiene un
gran encanto, eso sí, siempre y cuando uno tenga una buena relación consigo
mismo. Quienes están vacíos, al quedarse solos tan sólo sentirán vacío y por
tanto ansiedad por ir tras el ruido de los otros, para sentir que siguen
existiendo.
Para delimitar el
lado obscuro de la exclusión citaré un artículo de la revista Psychology Today, el cual se puede ser
leer en el siguiente link: http://www.psychologytoday.com/articles/200308/what-is-solitude. En el texto se plantea la diferencia entre las palabras de la lengua
inglesa Solitude y Loneliness:
La soledad (loneliness) es un
estado negativo, marcado por una sensación de aislamiento. Uno siente que le
falta algo. Es posible estar con la gente y sentirse solo, tal vez sea la forma
más amarga de la soledad.
La soledad (solitude) es estar
solo sin sentirse solo. Es un estado positivo y constructivo de compromiso con
uno mismo. La soledad (solitude) es deseable, un estado donde te procuras a ti
mismo algo maravilloso y la sensación de compañía.
La soledad (solitude) es un tiempo
que se puede utilizar para la reflexión, la búsqueda interior, el crecimiento o
el disfrute. La lectura profunda requiere soledad (solitude), también el experimentar
la belleza de la naturaleza. El pensamiento y la creatividad son posibles en la
soledad (solitude).
La soledad (solitude) sugiere
tranquilidad derivada de un estado de riqueza interior… La soledad (solitude)
es refrescante; una oportunidad para renovarnos . En otras palabras, nos repone
.
La soledad (loneliness) es dura, un
castigo, un estado de deficiencia, un estado de descontento marcados por una
sensación de extrañamiento, la conciencia de un exceso de aislamiento.
La soledad (solitude) es algo que
uno elige. La soledad (loneliness) te la imponen otros.
El
último enunciado resume la diferencia entre ser excluido y el retiro
voluntario.
En
lo personal tengo mis reservas con las redes sociales, mis motivos se sustentan
en la defensa de mi Solitude, las
redes sociales son invasivas, es como quedar atascado en una cascada de
información a la que además hay que dar respuesta. Si alguien publica la foto
más reciente de su hija o hijo tiene la expectativa de que al menos se les
obsequie un like, no hacerlo implica
un desaire, si uno publica un comentario tiene que ser en todo sentido
positivo, porque en general las personas publican sus fotos u ocurrencias con
la finalidad de afianzar su autoestima, a través del reconocimiento de su
belleza, su bienestar, su originalidad o su sentido del humor. Por tanto las
horas se pueden escurrir mientras se lanzan reforzadores positivos, como
entrenador de Sea World con su cubeta
de pececitos. Por otro lado, considero que más que resolver la Lonelinees, las redes sociales la
intensifican, como expresa el dicho popular “ojos que no ven corazón que no
siente”. Si uno está fuera de las redes sociales ni siquiera se entera de que
está siendo excluido de algo. En la Ciudad de México hay una zona llamada La Condesa (La Condechi, para los iniciados) donde en los últimos años se han
multiplicado los restaurantes y los bares, por lo que constituye un punto de
reunión de la vida nocturna. Si me voy solo a caminar en la noche por La Condesa, observo toda esa vida y ese
entusiasmo de las personas comiendo y bebiendo, y me siento excluido. Sin
embargo, si me quedo en mi casa con un buen libro acompañándome no me distraen
las sonrisas de los otros, no me
siento excluido de nada, sino de aquello de lo cual me excluyo de forma
voluntaria.
Es
por esto que el FoMO es una expresión sintomática de los sentidos de eficacia,
elección y pertenencia. Quien no se siente competente en al menos una actividad
estará comparándose a cada instante, quien no es autónomo consultará todo el
tiempo lo que hacen o piensan otros para tomar sus decisiones y quien no se
siente parte de algo, permanecerá atento a toda señal de reconocimiento e
inclusión.
La
revista Vocero nos informa que la
cura para el FoMO la podemos encontrar en la propia internet, es una especie de
vacuna que se genera con el mismo agente que origina la enfermedad. Nos
comparte el dato de cuatro aplicaciones:
• Breathe: “Es una app
que te pregunta como estás mentalmente, físicamente y emocionalmente. En base a
eso, te sugiere que tipo de práctica a seguir”.
• Mindfulness daily: “Natalie (una voz robótica) es tu
guía por diferentes prácticas que contiene esta aplicación y te explica qué es
la concientización. Puedes elegir hacer las rutinas en silencio o con ruido
blanco. Hay un diario donde se registran tus acciones para que lleves la cuenta
de tu progreso”.
• Headspace: “En esta app encuentras lecciones sin costo que duran diez minutos durante
diez días. Después de este periodo, se puede comprar una suscripción para
continuar. Las meditaciones son guiadas por Andy Puddicombe, el creador de la
aplicación”.
• Whil.com: “Esta aplicación en línea te enseña a
meditar en 60 segundos y te invita a hacerlo para desconectarte momentáneamente
del ajetreo de la vida cotidiana y
darte una inyección de energía”.
Son aplicaciones
para la práctica de Mindfulness (Atención
plena), técnicas emanadas de la tradición budista que muchos afirman son como
aquel ungüento mexicano que sirve para las heridas sufridas en la casa, el taller y la oficina; lo
resuelve todo. En muchas ocasiones he citado al buen Gastón Bachelard: lo que
es fácil es sospechoso. La sensación permanente de Loneliness hunde sus raíces en la vida más temprana, por lo que sin
dudar de las buenas intenciones de Andy Puddicombe o Natalie, la chica del corazón
digital, una cosa es relajarse y
otra es superar una patología del apego. La maravillosa película Her de Spike Jonze, ya nos mostró que a
pesar de tener a Samantha (sistema
operativo personalizado) acompañándonos
todo el día, nuestras heridas infantiles no se cierran, es más, pueden cobrar
formas y dimensiones insospechadas.
No creo que FoMO
sea una enfermedad en sí, es un conjunto de signos y síntomas de los apegos
inseguros o desorganizados. Lo diré en rima: La tecnología no genera la
patología, la patología abreva de la tecnología.
Dios se murió pero nos dejó internet, la gracia de la
providencia es sustituida por los likes
y el infierno es la exclusión, ahora llamado FoMO. La fórmula liberadora es
simple en su enunciación pero difícil en su ejecución, así como el temor a Dios
se resolvía dejando de creer en él, el FoMO se supera dejando de creer en las
vidas ejemplares de los otros, l@s nuev@s santas que nos enseñan el camino de
la popularidad. Los caminos para lograrlo son diversos, pero quien busque lo
sencillo se perderá en lo complejo.