En 1984 yo tenía 8 años, en 1984
murieron un millón de personas en Etiopía por una crisis de hambruna, en este
momento 6 millones de etíopes están en riesgo de morir de hambre, los más
vulnerables son los niños.
Mi conciencia nació cuando compré
el LP de “Band Aid” con el single en versión corta y extensa de “Do They know
it’s christmas”, que en la portada tenía una imagen idílica de la navidad
europea a colores y en blanco y negro aparecían dos niños etíopes en evidente
estado de inanición. Al comprar el disco cooperabas para el envío de recursos a
Etiopia. Me conmovía mucho esa portada, podía pasar largos lapsos observándola
con el impacto de saber que en otro lugar del mundo en que yo vivía, en el
mismo instante, había niños muriendo de hambre.
El proyecto Band Aid fue lidereado
por Bob Geldof, vocalista en ese momento del grupo “The Boomtown Rats”, actor
principal del largometraje de “The Wall” en el papel de Pinky adulto, y
compositor, junto con Midge Ure, de la canción referida.
La canción se ubica dentro de mis
predilectas, porque además es un desfile de músicos cuyas producciones me
gustan desde esa época: Paul Young, Boy George, George Michael, Simon Le Bon
(Duran Duran), Sting y Bono (U2). En la versión extensa se sumaban a la mitad una serie de
mensajes de estos y otros artistas: Paul McCartney, David Bowie y el propio Geldof,
quien tras dar todos los datos de la grabación, terminaba con la frase “I love
you christmas, bye”, seguido de un
redoble en la batería de Phil Collins y la entrada final de todos cantando
juntos “feed the world”, que aún en la actualidad me genera un nudo en la
garganta.
No había internet y por tanto no
había YouTube, así que para ver el video, el único camino era esperar horas y
días viendo un canal de videos ininterrumpidos en Cablevisión,
hasta que lo ponían. Como sabía lo difícil que sería verlo de nuevo, entonces
lo observaba con gran atención para memorizar cada detalle y reproducirlo
mentalmente cada vez que escuchara la canción.
“Hay un mundo tras tu ventana y
es un mundo de grandes temores… Y no habrá nieve en África en esta navidad, el
mejor regalo que tendrán este año es la vida”. Ahora que se cuida tanto a los
niños de ciertos datos, me pregunto si realmente es el camino para generarles
conciencia de lo que hay más allá de sus pantallas. Mi vivencia de niño fue
intensa con toda esa información y las imágenes de niños con unos abultados vientres
repletos de bichos. Sin embargo, un año después de esto, cuando el gran temblor
causó tantos estragos en nuestra ciudad, la conciencia generada me facilitó unirme a los esfuerzos de la comunidad
de una iglesia católica para la preparación de comida para la gran cantidad de personas
obligadas a vivir en albergues. La suspensión de clases por varias semanas,
facilitó la cooperación. Camiones del ejército llegaban a esta iglesia y
descargaban víveres que nosotros transformábamos en alimentos de fácil
distribución.
Este mismo año se hizo un
proyecto similar al de Band Aid, pero en Estados Unidos, al cual se le denominó
“USA for Africa” y para el que Michael Jackson y Lionel Richie compusieron la
canción “We are the World”. No me gusta tanto como la versión inglesa, pero cuando
Bruce Springsteen canta “We are the World, we are the children”, inevitablemente
me estremezco.
En fin, considero que la mejor manera de festejar hoy a los niños es favorecer su conciencia del mundo y el tiempo en el que viven, para que en adelante enfoquen su inteligencia, entendida como la capacidad de resolver problemas y crear productos con un valor cultural (Howard Gardner), en generar mejores condiciones para sí mismos y el resto de la humanidad, pues mientras haya un niño sufriendo en el mundo, no hay manera de dormir tranquilo.
En fin, considero que la mejor manera de festejar hoy a los niños es favorecer su conciencia del mundo y el tiempo en el que viven, para que en adelante enfoquen su inteligencia, entendida como la capacidad de resolver problemas y crear productos con un valor cultural (Howard Gardner), en generar mejores condiciones para sí mismos y el resto de la humanidad, pues mientras haya un niño sufriendo en el mundo, no hay manera de dormir tranquilo.