lunes, 15 de noviembre de 2010

¿Por qué agnóstico y no ateo?

Respondo a la pregunta planteada por Pironachas, Cosh, Chale, Etc; o lo que es lo mismo, mi querido y camaléonico primo. Un ateo no cree en dios o dioses, sin embargo, puede ser que tenga una creencia que lo haga sentirse autorizado a explicar el origen y conclusión del universo y por tanto del ser humano. Quizá un ateo crea en "el secreto de la atracción" o una idea semejante con la cual le de sentido a su entorno y a sí mismo. El agnóstico renuncia al sentido, considera que la capacidad del ser humano es muy limitada para comprender la complejidad del universo. Pero al mismo tiempo, deja abiertas ventanas al misterio, lo cual lo distancia del apateísmo (una especie de apatía por lo teológico).

3 comentarios:

  1. El ateo niega y al negar implica un opuesto, luego entonces algo existe. El agnóstico no acepta ni niega, simplemente se declara incapaz de aceptar o rechazar una existencia.

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  2. Lo interesante de todo esto es que no existe en el lenguaje una palabra “positiva” para nombrar eso en lo que cree o no cree tanto el a-teo como el a-gnóstico, estos dos términos son “negativos” con respecto a un término “positivo” (Dios, el conocimiento, el ser, etc.). Es como si el lenguaje mismo fuera la causa de la creencia en Dios o de la creencia en el conocimiento. La pregunta sería si realmente podemos pensarnos fuera del lenguaje o es el lenguaje el que nos piensa y por lo tanto nos estructura.
    ¡Muchos saludos Richard!

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  3. Podemos pensar fuera del lenguaje, los recién nacidos piensan sin lenguaje (aunque algunos afirman que desde el nacimiento el cerebro organiza el pensamiento como un lenguaje). Lo que estructura el lenguaje es la vinculación con el otro y por tanto para "pensarnos" requerimos el lenguaje pues lleva implícito un yo y por tanto una distinción con el otro. Al decir "Yo" simultánemente decimos "No soy Tú". Por otro lado, enunciar "Esto creo", implica reconocerme en el otro, es querer "ser con y como el otro". Lo que llamamos identidad es la confusa afirmación de "Yo soy otro", pues el pensamiento se ha disociado del ser.

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