jueves, 15 de mayo de 2014

No hieras a nadie (La enseñanza de mis maestr@s)


Inspirado en la ética de Arthur Schopenhauer
Dedicado a mis maestras y maestros

En las mañanas obscuras,
en las tardes de tormenta,
en las noches frías,
no hieras a nadie.

En la ira,
en la tristeza,
en la desesperación,
no hieras a nadie.

En el fracaso,
en el triunfo,
en la rutina,
no hieras a nadie.

En el dolor,
en la salud,
en la enfermedad,
no hieras a nadie.

En las ideas,
en el cuerpo,
en las emociones,
no hieras a nadie.

En las creencias,
en las costumbres,
en las ideologías,
no hieras a nadie.

En la infancia,
en la adultez,
en la vejez,
no hieras a nadie.

En familia,
en comunidad,
en soledad,
no hieras a nadie.

En la flora,
en la fauna,
en la humanidad,
no hieras a nadie.

En Dios,
en la naturaleza,
en lo indeterminado,
no hieras a nadie.

No hieras a nadie,
no te hieras a ti mismo,
si llegas a herir,
no te culpes,
no te arrepientas,
no te lamentes,
tan sólo deja de herir,
tan sólo deja de herirte.

2 comentarios:

  1. En el campo de mi vida descubro, sin buscar tanto, las huellas de su sabiduría. Las clases compartidas en aquel recordado edificio América; sus ponencias en los auditorios; su paso en los espacios ordinarios de la Universidad; su compartir con otros maestros; etc. en fin, su presencia lejana y a la vez cercana hacen que descubra rasgos de sus experiencias en las mías. Gracias por lo que me enseña aún cuando no se entera que lo hace, y por lo que aprende cada día, por que de alguna manera lo enseñará después.

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    1. Cuando era pequeño me gustaba abrir los tomos de las enciclopedias al azar, era un juego, una variación de "las escondidillas", en que el conocimiento se ocultaba y yo me sorprendía al encontrarlo. Es una forma poco estructurada de aprendizaje pero como le sucede al viajero, llegas a datos insospechados. Ahora lo hago en internet, no niego que puede ser angustiante, es como nadar en lo eterno y en ocasiones son horas las que me pierdo navegando. El diálogo en los salones, en los auditorios o en los pasillos, tiene una función similar, inicias la conversación y en la interacción te encuentras con lo impredecible. Aquí mismo sucede, escribí algo y recibí tu respuesta, eso no estaba planeado, sin embargo, al leerte sé algo más de ti, algo más de mí y de este maravilloso don que es la comunicación. Un abrazo

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