A
cuatro mil grados se consume Hiroshima,
la
brújula de lo humano se ha extraviado,
las
radiaciones extirpan la esperanza,
pieles
cuelgan de cuerpos atrapados por la ignición,
cadáveres
adoquinan las calles.
Una
intensa luz es el atroz preámbulo,
después
la explosión y el silencio,
miles
de vidas devoradas por “Little boy”,
el
resto es dolor, incredulidad y sed,
viven,
sin saberlo, el exterminio magno,
la
orgía de la crueldad.
Un
denso olor surca la ciudad,
amasijo
de uranio, combustión y carne,
encadenados
al terror,
los
sobrevivientes se encaminan al vacío,
miran,
olfatean y escuchan,
buscan
restos de vida.
Apenas
ha nacido el sol y todo ha terminado,
ya
no habrá sosiego en la especie humana,
han
preñado las entrañas del genocidio
con
la bestia de su aniquilación,
la lluvia negra es el anuncio del fin de su era.
la lluvia negra es el anuncio del fin de su era.
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