jueves, 10 de julio de 2014

Hora de cerrar (con reminiscencias de Cohen y Ginsberg)


Son las doce en el reloj del maestro Cohen,
quien me dice que es hora de cerrar,
adiós a los arrebatos y a los llantos clandestinos,
al carajo los poemas de amor,
es hora de cerrar.

Lamentarse es desahogo de necios,
la vida se fermenta bajo el tufo de la añoranza,
las esperanzas secuestran el tiempo,
sólo resta el instante,
es hora de cerrar.

Se levanta la señora estupidez,
le acompañan todos sus hijos,
tropiezan con sus propias ilusiones,
aún así sonríen,
por fortuna,
es hora de cerrar

Se derriten los cerebros de mi generación,
sus sueños taponan caños,
viven para no morir,
escarban madrigueras blindadas,
es hora de cerrar.

Regreso pero no soy el mismo,
dejé un camino de lágrimas pisadas,
mi piel transpira pasado,
las noches se colman de ausencias,
pero todo irá bien,
es hora de cerrar.



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