A Jacob Tremblay, cuya actuación aplasta a renacidos y
chicas danesas.
Mamá
es la habitación,
la
habitación es Mamá,
saludo
su contenido,
la
planta, las sillas, el lavabo, el inodoro,
como
saludo su cuerpo,
su
rostro, sus senos, su voz, su calor.
Le
creo cuando me dice que ella es el mundo,
su
piel, su canto, su abrazo, sus palabras, son mi verdad,
la
tele, los sueños, mi perro Lucky, el jardín, son invención.
También
le creo cuando dice que tras ella hay otro mundo,
su
vida antes de la habitación, los abuelos, el océano, son su verdad.
En
medio de los dos mundos está el viejo Nick,
mi
sustento, mi enemigo, mi celador, el otro.
Mamá
dice que llegué del cielo,
por
eso soy sólo suyo,
su
única posibilidad de salvación.
Mamá
tiene días idos,
se
encierra entre las sábanas,
guarda
silencio,
duerme
hasta que vuelve la luz,
en
esos días sé lo que es estar solo,
por
eso destruyo, por eso me arriesgo.
Mamá
y yo ya no estamos en la habitación,
Mamá
sigue siendo la habitación,
pero
la habitación ya no es Mamá.
El
mundo se expande con cada mirada,
mientras
Mamá se pierde con cada paso.
Quiero
regresar a la habitación,
este
parto me ha quitado a Mamá,
por
eso le pido volver,
no
para cerrar de nuevo la puerta,
sino
para decirle adiós a la habitación,
y así Mamá pueda ser Mamá.
y así Mamá pueda ser Mamá.
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