viernes, 8 de julio de 2011

Monólogo con Clarice Lispector: Acto final del Libro de los placeres




       Pero existe un gran obstáculo, el más grande, para que yo siga adelante: yo misma. He sido la mayor dificultad en mi camino. Es con enorme esfuerzo como consigo sobreponerme a mi misma.  El principal obstáculo de toda mujer para sentirse plenamente mujer es otra mujer, casi siempre su madre. La hermosa y superlativa Lou Andreas-Salomé, afirma en su libro El erotismo, que los hombres son lineales e históricos, lo que los lleva a obsesionarse con el avance, con el progreso hacia un futuro que visualizan con una meta, la cual nunca se dibuja en el horizonte o si llega, es simplemente la gloria en la antesala de la muerte. Para la autora, las mujeres son circulares, de ahí que construya una de las metáforas más bellas y más expresivas de la condición de la mujer. Para Lou, las mujeres son caracoles, que llevan su hogar ahí a donde van. Los hombres pueden hacer casa, pero se les dificulta enormemente hacer hogar, las mujeres domestican los entornos y a los hombres mismos para impregnarlos con el perfume de la tierra, con la esencia de las raíces. Las metáforas de Andreas-Salomé son de una sensibilidad exquisita, si pensamos en los hombres como líneas, podemos imaginar varias paralelas avanzando simultáneamente, o lo que es lo mismo, los hombres pueden estar juntos, ir en una sola dirección, aunque siempre estarán compitiendo. Sin embargo, las mujeres pueden estar juntas, siempre y cuando cada una tenga su hogar. De ahí que mientras el robo de parejas entre hombres implique más un sentido de autoafirmación y competencia, lo que lleva a la composición de canciones como la de Franco de Vita: “y si él supo darte más amor, supo llenarte más que yo, claro que sé perder, claro que sé perder”. El varón herido, “chingado”, se retira resignado frente al macho alfa, dejándole la decisión a la mujer. Entre hombres se dice: “se la bajaron, pobre güey”, en última instancia el engañado o abandonado es “un pendejo” que no supo satisfacer a la mujer para que se quedara. Mientras que el robo de parejas entre mujeres, tiene connotaciones más intensas, hay una lealtad entre mujeres en contra de las “roba hombres”, que si se “meten” con casados se les llama “destruye-hogares” (¿acaso dijiste algo Lou?). De ahí que los insultos entre mujeres no refieran ni de lejos al lesbianismo o a la estupidez, lo adjetivos más feroces son: zorra, puta, golfa, etc. Los hombres admiran al roba-parejas, las mujeres denigran a la roba-parejas. Los mismos varones frente a mujeres categorizadas así en su entorno, guardan precauciones, lo que se ejemplifica con frases como: “Con las zorras, solo de cacería”.

      Así como de Vita, le canta al “buen perdedor”, Yuri canta el grito de las mujeres 
engañadas: "¿Es ella más que yo?”:  
 
No pongas condiciones,
basta de hipocresías. 
Soy la mujer tu el hombre, 
solos frente a la vida. 
Un par de corazones buscando amor, 
no me digas que no.
  Quiero entrar en tus ojos
y ver por quien respiras,
Quiero saberlo todo,
verdad o fantasía.
Dime quien te acaricia mejor que yo 
¿Con quien sueñas amor?
 ¿Quien te aparta de mi?
¿Quién me roba el calor de tu cuerpo por Dios? 
Aunque sufras contéstame.  
¿Es ella mas que yo?, ella 
Cuéntame que te da que no te doy,
 ¿es en ella en quien piensas junto a mi? 
Necesito saber si las quieres

       Lo interesante de esta letra es como la infidelidad del hombre no se le cuestiona al hombre sino a otra mujer: “¿quién te aparta de mí? ¿quién me roba el calor de tu cuerpo por Dios?”. Los hombres no son infieles, son víctimas de las zorras. Hasta teológico se pone el asunto. Si no era suficiente le dice: “Aunque sufras contéstame”. O sea, el hombre fue infiel y aparte se le tienen consideraciones a su sufrimiento, ¡oh, pobre bebé¡, el eterno brazo materno: “sé que te duele engañarme, pero cuéntale todos los detalles a mamá, sin importar si es verdad o fantasía, pues lo que le importa a mamá no es que te hayas portado mal, sino saber si es a la única a la que realmente amas”.
      Esto explica lo que dice Lori, la protagonista de Aprendizaje o el Libro de los placeres:  Es que no quería… no quería casarme, quería cierto tipo de libertad que allá no sería posible sin escándalo, comenzando por mi familia. Los dioses, las iglesias, las instituciones, las familias, se han apoderado del cuerpo de las mujeres a través de la historia, es por eso, que la primera batalla en el proceso libertario de una mujer es apropiarse de su cuerpo. Pero no hay que cometer el error de pensar que este control se refiere exclusivamente a la virginidad, el control de la castidad de la mujer es una de las tantas variaciones del control. Muchas familias al contrario, imponen una sexualidad muy activa a las mujeres, como aquellas madres que mandan el mensaje a sus hijas de: “Tráeme a todos esos hombres que yo no pude tener”. La venta del cuerpo de las mujeres, su mutilación (con sus actuales variaciones en las operaciones estéticas), su regulación metabólica, en fin, todas estas actividades con el solo fin de que el cuerpo de las mujeres esté al servicio de otros y no le pertenezca a ella misma.
          Es por esto, que una mujer debe en primer lugar emancipar su cuerpo del de su madre, para posteriormente liberarse de los grilletes intersubjetivos. Lori dice que su mayor obstáculo es ella misma, considero que su obstáculo no es ella misma, sino la idea de mujer y persona que tiene de ella misma. Más adelante afirma: Qué es lo que quiero, Dios mío. Quiero todo. El psicoanalista Peter Blos refiere que en la etapa de la adolescencia temprana las mujeres tienen la fantasía de poder cambiar a voluntad su género, es un hermafroditismo subjetivo, esto puede llevarlas a tener experiencias de despersonalización y desorientación temporal, son momentos donde ya no saben dar cuenta de ellas mismas y pierden la referencia del acuerdo temporal, es una psicosis pasajera, en el mejor de los casos. Trasladado a la vida adulta, el polimorfismo ontológico, o lo que es lo mismo, transformarse incesantemente para dar gusto a todos por el temor a perder su amor, tiene el riesgo de arrojar a una depresión en ocasiones con facetas psicóticas. Clarice Lispector nos cuenta que en su indefinición frente a Ulises, Lori tuvo la siguiente experiencia: Y la desesperación la invadía. Sabía que aún no estaba preparada para darse a él ni a nadie, y en ese intervalo él tal vez la dejase. La desesperación creció en una de esas tardes soleadas. De repente se dejó caer en la cama de bruces, con el rostro casi enterrado en la almohada: el dolor había vuelto. A esto lo llamo el Síndrome With or Without You, el cual se refiere a una serie de signos y síntomas que oscilan de la manía a la depresión, del sosiego a la ansiedad, del arrebato al hundimiento, todo alrededor del rebote entre el “contigo” al “sin ti”.  El sentimiento profundo lo ha descrito el Dr. Bono, irlandés que ha encontrado el origen de este mal en el virus “U2”. La persona que sufre el Síndrome WoWY, siente que no puede vivir ni con la persona amada, ni sin ella, quedando así en un limbo erótico del cual solamente puede salir vivenciando lo que Lori llama la libertad horrible de no-ser, experiencia necesaria para escapar del limbo por vía de la elección.
Cuando Lori empieza a emerger, abre sus oídos a un enunciado casi sapiencial brotado de los labios de Ulises:  El mejor modo  de despistar es decir la verdad. Estupendo. Como todos asumimos que los otros mienten porque nosotros también mentimos, entonces empezamos ha crear códigos tan complejos y enredados, que se llega al absurdo de afirmar cosas como No te amo, porque esto será leído por la otra persona como me dice eso porque realmente me ama. Imagínense que una esposa le habla al esposo y le pregunta ¿En dónde andas a esta hora de la noche? y él le dice la verdad: ¿Mi vida, estoy en el table con unos cuates, al rato llego? ¿Qué pasaría? O pongamos el escenario de que es el esposo quien le marca a la esposa y ella, condescendiente, contesta, conocedora de las investigaciones que indican que los hombres pueden casi enloquecer cuando sus parejas no responden a sus llamadas al celular. A la pregunta del esposo ¿Dónde estas?, ella dice Estoy con mi amante, ¿qué necesitas querido? La frase de Ulises debería enseñarse desde la primaria, pues plantea un problema fundamental de la vida humana: ¿somos capaces de escuchar la verdad del otro?, por lo general no, pues los seres humanos no somos esa unidad que pretendemos transmitir, somos un amasijo  de contradicciones, las cuales ocultamos y los otros desean que las ocultemos.
Ulises le dice a Lori:

Tú rostro, Lori, tiene un misterio de esfinge: descíframe o te devoro.
-       Mi misterio es simple: no sé cómo estar viva.
-       Es que tú sólo sabes, o sólo sabías, estar viva a través del dolor.

Esto es poder responder a una verdad del otro, es notable como frente a esta afirmación de Lori, Ulises no se intoxica de la ansiedad narcisista que lo llevaría a pensar ¿cómo puede decir que no sabe como estar viva, entonces qué significo en su vida? Su respuesta parece más cercana a la de un psicoanalista, es decir, quien supuestamente no se engancha con el solipsismo de este tipo de aseveraciones, retroalimentando con otra verdad, emanada del propio discurso del otro. Con esto no propongo psicoanalizar a las parejas, simplemente quiero ilustrar lo difícil que es vincularse desde la verdad.
       Habiendo ingresado al terreno de la verdad, Ulises le dice a Lori al observar a una mujer en traje de baño: Mira  cómo camina con el orgullo natural de quien tiene un cuerpo. Tú además de esconder lo que se llama alma, tienes vergüenza de tener un cuerpo. Es una frase muy fuerte, le esta diciendo a Lori que mientras se siga avergonzando de su cuerpo, su alma también quedará oculta. Particularmente en las mujeres su manera de caminar y moverse puede ser un indicador de su sintonía con su cuerpo y esta sintonía con su cuerpo le permite una conexión arrebatadora, con su alma, con su espíritu, con su ser. Por ello la frase con la que inició George Harrison su canción Something define soberbiamente el sentir del hombre frente a una mujer, sobre todo en su primer encuentro: Algo en su manera de moverse, me atrae como ninguna otra amante. Cuando un hombre observa a una mujer, lo primero que lo atrapa es su forma de moverse y caminar, en muchas ocasiones uno voltea atraído por la captación de cierto movimiento y ya que mira con detalle, descubre que la dama no es necesariamente hermosa pero en cada paso que da arroja mareas de sensualidad. Es por eso que cuando Lori comienza sincronizar su imagen de si misma, con su cuerpo y su “alma”, cambia sustancialmente su manera de moverse, atrapando al erudito y sabio Ulises:  A un movimiento suyo, el de echar el pelo hacia atrás, vio de golpe el rostro de él, advirtió que él la miraba y que la deseaba. Sintió entonces un pudor que ya difería del que él había llamado pudor de tener un cuerpo. Era un pudor de quien también desea.
       Todo esto lleva finalmente a Ulises a decir: Eres la verdadera mujer para mí. Porque en mi aprendizaje falta alguien que me diga lo obvio con aire extraordinario. Atrapados en la condición del ser y el tiempo, los humanos tan sólo podemos aspirar a la alegría poetizando los instantes, la cotidianidad y la rutina son tan vacuas, que el verdadero arte de vivir es transformar el incesante presente a través de la imaginación. En este sentido el psicoanalista Christopher Bollas, habla de los objetos transformacionales. En todas las elecciones que hacemos entran en juego estos objetos, regularmente lo que deseamos es aquello que consideramos que nos puede cambiar, transformar internamente. Siempre y cuando no estemos en vínculos kamikaze, donde lo que se busca es destruirse destruyendo a otro, uno ama en el otro su disposición para entrar constantemente a espacios de transición, al territorio de la imaginación, en la frontera entre la subjetivad y la realidad, para transformar lo obvio en extraordinario  De ahí que la conclusión de Clarice Lispector con respecto a Lori y Ulises sea la siguiente pregunta.: ¿Amor será dar de regalo uno al otro la propia soledad? No sabría responder, pero en adelante, cuando me enamore de alguien le diré: “Te regalo mi soledad, en ella encontrarás mi ser, mi imaginación y mi verdad”.


 

5 comentarios:

  1. Nunca había escuchado la diferencia de pensamiento lineal y circular entre el hombre y la mujer. Con frecuencia la he escuchado entre el pensamiento occidental y oriental. Tal vez habría que ampliar el análisis de diferencias de pensamiento masculino y femenino a distintas culturas.

    Saludos,

    Ricardo

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  2. Ricardo:
    Siendo honesto, solamente viene a mi memoria una escritora oriental que se haya enfocado en el tema de las mujeres: Amy Tan. Aunque ella nació en Estados Unidos, sus padres eran chinos. Su libro "El Club de la Buena Estrella" es maravilloso literariamente hablando, además de que explica la transmisión intergeneracional entre mujeres de origen chino. Hay un factor de casi todos los países de Oriente, al cual le tengo mucho respeto, pero siento que me hace inaccesible el acceso a un análisis de su psicología: la reencarnación. En su libro, Amy Tan le da un peso muy importante a este factor en la psicologia de sus personajes. Creo que solamente me atravería a escribir ampliamente sobre la psicología oriental, si al menos viviera diez años en países donde se vive con la reencarnación como referente. Pues aunque muchos occidentales afirman entender este concepto, va en un sentido muy diferente a la idea de identidad y del "yo" de occidente, en donde tenemos la idea de que hasta después de la muerte, se conservan en el Paraíso el nombre, los familiares, etc.
    Un abrazo

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  4. Juan Pablo:
    ¿Será qué amor y verdad son incompatibles? ¿qué cuando amamos lo que queremos es vivir una ficción, salir de la realidad?
    Me gusto mucho, te dejo un regalito, una frase de "Un soplo de vida", también de la Lispector: "Muchas veces escribir es acordarse de lo que nunca existió"

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  5. Camila:
    Que frase tan maravillosa, parece emanada de un texto psicoanalítico. Con respecto a tu pregunta, el otro día platicábamos de los amantes Magritte, estos amorosos sin rostro, anónimos. Quizá en otra época esta imagen tenía su magia, yo no sé en la actual, con tanta simulación, en la era de los avatatares y los perfiles si más bien la búsqueda del amor se orienta a encontrar algo de verdad en el otro.
    Un abrazo

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