Premisas:
1. No
he leído “50 sombras de Grey”.
2. No
leeré “50 sombras de Grey”.
3. No
es necesario leer “50 sombras de Grey” para escribir sobre “50 sombras de
Grey”.
4. Basta
leer una síntesis de una cuartilla sobre los tres libros de la saga para saber
de qué trata la historia y confirmar el punto 2 de estas premisas.
Hace exactamente 10 años
se publicó el libro de Crepúsculo de
Stephenie Meyer, el primero de una serie de cuatro. La saga atrapó las
fantasías de las adolescentes milennials,
les permitió soñar el sueño imposible, vivir eternamente siendo adolescentes a
lado de un vampiro guapo y millonario, claro, con la oportunidad de entrar de
vez en cuando a la friendzone de la
mano del mejor amigo, un lobo que al final se convertirá en yerno. Aunque el
vampiro (Edward Cullen) rompía camas al tener sexo, la autora se cuidó mucho de
no ofrecer detalles de las prácticas sexuales entre los protagonistas, estaba
dirigido principalmente a menores de edad y aunque no parezca, todavía hay
valores. Siete años después otra autora se encargó de agregar estos detalles, sólo
que ahora el mejor macho de la especie es un vampiro, pero no devorador de
sangre, sino un vampiro sexual, el
insaciable Christian Grey que sin ninguna razón aparente, como le sucedió a
Cullen con la Bella de Crepúsculo, se
engancha con la inocente y virgen Anastasia Steele (también como Bella, sin
virginidad no hay mito).
¿Cómo se percibe a sí
misma Anastasia Steele?: Como una joven pálida, de pelo castaño con ojos azules
demasiado grandes para su cara.
¿Cómo la percibe
Christian Grey?: Como hermosa, muy atractiva y seductora.
¡Eso
es todo mi Grey! Todo está en el lenguaje y Grey sabe como elevar la baja
autoestima al nivel de seducción. Al igual que Edward Cullen, Grey es joven,
guapo y millonario. También como él, tiene un secreto, el vampiro muerde los
cuellos para alimentarse, el sadomasoquista lo hace para causar dolor. Pero los
dos pretenden transformar a su presa a su propia condición y naturaleza. Si
creen que estas similitudes son producto de la casualidad, no es así. E.L.
James, la autora de las 50 sombras
fue una ardiente lectora de la saga de Crepúsculo
y empezó a escribir su primera novela a partir de un fanfiction de los libros de Meyer, por tanto son una especie de
continuación para mayores de edad, la versión porno de Crepúsculo.
Aclarado
el punto de las similitudes, me concentraré en las novelas de James. Según mis
fuentes, Anastasia Steele afirma: “El único hombre que me ha atraído, y llega
con un maldito contrato, un látigo y un sin fin de puntos y cláusulas”. Un
maravilloso gancho narrativo, el recurso a clichés como: “me enamoro de puro
patán”, “reciclo basura”, “soy como el río Sonora, me llega puro desecho
tóxico”, “no tengo historia amorosa sino antecedentes penales”… En fin, un
cliché pero bañado en oro, pues aún en el amor hay niveles, para ser
sadomasoquista hay que tener
recursos: “Pégame pero págame”. Si esto no fuera suficiente, James recurre a
más recursos de la mitología sexual, Grey tiene un pene con un tamaño por
encima del promedio y Anastasia es vertiginosamente multiorgásmica, sus
orgasmos podrían alimentar de energía a una ciudad. Así que nuestros
protagonistas embonan como piezas de Lego, de una manera impecable, sin dejar
espacios vacíos.
No
podía faltar la mejor amiga, la cual tiene el papel del coro de las tragedias
griegas clásicas, es quien canta las glorias y la decadencia de la
protagonista, la que la impulsa a la transgresión y le advierte de los riegos. En
este caso se llama Kate Kavanagh. Viven juntas y son universitarias, la mayor
aspiración milennial, ser libre e
“independiente” en la mejor etapa de la vida. Gracias a ella conoce a Grey,
pues le cede una entrevista con el adinerado empresario. Se conocen y aquí
emana otro cliché, al menos de la literatura anglosajona, ofrecer una
referencia exótica, clásica y erudita, Grey le hace llegar a Ana (diminutivo de
Anastasia) la obra de Thomas Hardy, Tess,
la de los d’Uberville. Pero hay que conservar la calma, esta obra no es tan
inaccesible, Roman Polanski la llevó al cine en 1979 con la maravillosa
actuación de Natassja Kinski. Aún así, no dejemos pasar el dato, el núcleo de
esta historia es el supuesto derecho a un alto estatus social a partir de un
vínculo familiar aristocrático. Aquí surge la gran pregunta: ¿qué serías capaz
de soportar a cambio del ascenso social rápido? La respuesta estándar en la
actualidad es muy simple: TODO.
Por tanto soportar los embates sadomasoquistas de un perverso no es
problema, siempre y cuando cumpla sus promesas. Cenicienta acepta los golpes, sí y solo sí, el príncipe
obsequia el estatus. Hagamos algo de memoria, ¿con quién se queda Bella la de Crepúsculo?, ¿con el vampiro eterno,
millonario y global? ó ¿con el lobo mortal, pobre y local?
En
cuanto al tema de la fascinación que despierta el sadomasoquismo en la
actualidad, escribí un texto hace varios años en referencia a la novela 1984 de Haruki Murakami. Lo interesante es que la historia se
repite puesto que el atractivo del sadomasoquismo es viable siempre y cuando el
rol de sumisión lo represente una mujer. De ahí deriva la mayor vertiente de
críticas al éxito de 50 sombras de Grey,
resulta inquietante como tras las grandes batallas por el logro de la equidad
entre mujeres y hombres, se hace viral una historia donde el tema nodal es el
sometimiento de una mujer a un hombre y no sólo eso, sino que al final de la
trilogía se termina casando y teniendo hijos con él. Esto es nuevamente un
cliché del imaginario colectivo contemporáneo: noviazgo perverso, matrimonio
perfecto. Cómo diría la vox populi:
¿Somos o no somos? Resulta que al final el peligroso sadomasoquista se conforma
con dar unas nalgaditas a su esposa y se convierte en un padre ejemplar. Esto
es otro cliché romántico: “el matrimonio lo cura todo: perversión, alcoholismo,
drogadicción, psicopatía, pereza, etcétera; es como la pastilla del día
siguiente pero de la personalidad”.
En
realidad todo esto no tendría ninguna relevancia si se circunscribiera al
terreno de la fantasía, a la ficción. Pero no es el caso, en una era tan
carente de recursos simbólicos, las personas se aferran a cualquier tabla
salvadora, por lo que muchas mujeres adolescentes, jóvenes y maduras alrededor
del mundo han hecho de 50 sombras de Grey,
su manual de supervivencia. Un gran número de lectoras le agradecen a E.L.
James ser el hada que mejoró su vida sexual, sin embargo, muchas otras han
hecho de sus días un sendero de frustración porque a pesar de sus esfuerzos
perversos, no les llega un Grey. A su vez muchos hombres también son víctimas
de James, a diario suben las estadísticas de eyaculación precoz e impotencia
entre hombres heterosexuales de entre 25 y 40 años por efecto de la ansiedad de
desempeño, se sienten apabullados por las pretensiones “Rápidas y Furiosas” de
sus parejas.
En breve
se estrenará la versión cinematográfica de esta saga, en México hay pre-venta para
el estreno desde hace varios
meses, la ansiedad alrededor de este evento da la impresión de que se fuera a
develar un gran secreto, aquel que abrirá la puerta de retorno al paraíso
terrenal, al punto de partida de la transgresión. Lo cierto que es que la película
será como una bebida preparada con svetia, dulce pero libre de calorías, de
otra manera no podría ser tan comercial. El cine guarda en sus acervos grandes
clásicos del sadomasoquismo, cualquiera de ellos haría que la gran mayoría de
las lectoras de 50 sombras de Grey se
saliera ruborizada y escandalizada de la salas cinematográficas. Como diría un
buen amigo: “Hay quienes ven películas porno esperando que al final haya boda”.
Me dio risa tu publicación por la manera en que narras todo pero me gustó bastante.
ResponderEliminarTampoco he leído la novela, (y no la leeré) sin embargo, me uno a todas tus premisas.
Para sadomasoquismo mejor leer al "Marques de Sade" No crees?
Espero estés muy bien y tu semestre vaya bien. Te mando un gran abrazo y espero nos podamos reunir, sería agradable.
Muchos saludos Profesor, sinodal, amigo y colega.
Eli:
ResponderEliminarSi hubiera un curso de literatura sadomasoquista el Marqués de Sade estaría en el Módulo I. "50 sombras de Grey" tiene otra similitud con "Crepúsculo", sus autoras pretendieron insertarse en un género y el resultado fue otro, esto es, "Crepúsculo" se pretendía gótica y "50 sombras" erótica, las dos terminaron como novela rosa. También te envío un abrazo y nos vemos pronto.
A receta para la resaca de 50 sombras, cierto remedio para la vista puede ser uno que otro ensayo para la ceguera no? Muy bueno el humor negro de tu escrito!
ResponderEliminarMiguel:
ResponderEliminarCoincido contigo, siempre y cuando la lectura de las 50 sombras no haya tenido como efecto la ceguera misma. Por cierto, ya estamos esperando "50 sombras de Miguel". Un abrazo.