domingo, 1 de febrero de 2015

50 sombras de Grey: Un cuento de hadas sadomasoquista

Premisas:
1. No he leído “50 sombras de Grey”.
2. No leeré “50 sombras de Grey”.
3. No es necesario leer “50 sombras de Grey” para escribir sobre “50 sombras de Grey”.
4. Basta leer una síntesis de una cuartilla sobre los tres libros de la saga para saber de qué trata la historia y confirmar el punto 2 de estas premisas.


Hace exactamente 10 años se publicó el libro de Crepúsculo de Stephenie Meyer, el primero de una serie de cuatro. La saga atrapó las fantasías de las adolescentes milennials, les permitió soñar el sueño imposible, vivir eternamente siendo adolescentes a lado de un vampiro guapo y millonario, claro, con la oportunidad de entrar de vez en cuando a la friendzone de la mano del mejor amigo, un lobo que al final se convertirá en yerno. Aunque el vampiro (Edward Cullen) rompía camas al tener sexo, la autora se cuidó mucho de no ofrecer detalles de las prácticas sexuales entre los protagonistas, estaba dirigido principalmente a menores de edad y aunque no parezca, todavía hay valores. Siete años después otra autora se encargó de agregar estos detalles, sólo que ahora el mejor macho de la especie es un vampiro, pero no devorador de sangre, sino un vampiro sexual,  el insaciable Christian Grey que sin ninguna razón aparente, como le sucedió a Cullen con la Bella de Crepúsculo, se engancha con la inocente y virgen Anastasia Steele (también como Bella, sin virginidad no hay mito).

¿Cómo se percibe a sí misma Anastasia Steele?: Como una joven pálida, de pelo castaño con ojos azules demasiado grandes para su cara.

¿Cómo la percibe Christian Grey?: Como hermosa, muy atractiva y seductora.

¡Eso es todo mi Grey! Todo está en el lenguaje y Grey sabe como elevar la baja autoestima al nivel de seducción. Al igual que Edward Cullen, Grey es joven, guapo y millonario. También como él, tiene un secreto, el vampiro muerde los cuellos para alimentarse, el sadomasoquista lo hace para causar dolor. Pero los dos pretenden transformar a su presa a su propia condición y naturaleza. Si creen que estas similitudes son producto de la casualidad, no es así. E.L. James, la autora de las 50 sombras fue una ardiente lectora de la saga de Crepúsculo y empezó a escribir su primera novela a partir de un fanfiction de los libros de Meyer, por tanto son una especie de continuación para mayores de edad, la versión porno de Crepúsculo.
Aclarado el punto de las similitudes, me concentraré en las novelas de James. Según mis fuentes, Anastasia Steele afirma: “El único hombre que me ha atraído, y llega con un maldito contrato, un látigo y un sin fin de puntos y cláusulas”. Un maravilloso gancho narrativo, el recurso a clichés como: “me enamoro de puro patán”, “reciclo basura”, “soy como el río Sonora, me llega puro desecho tóxico”, “no tengo historia amorosa sino antecedentes penales”… En fin, un cliché pero bañado en oro, pues aún en el amor hay niveles, para ser sadomasoquista hay  que tener recursos: “Pégame pero págame”. Si esto no fuera suficiente, James recurre a más recursos de la mitología sexual, Grey tiene un pene con un tamaño por encima del promedio y Anastasia es vertiginosamente multiorgásmica, sus orgasmos podrían alimentar de energía a una ciudad. Así que nuestros protagonistas embonan como piezas de Lego, de una manera impecable, sin dejar espacios vacíos.
No podía faltar la mejor amiga, la cual tiene el papel del coro de las tragedias griegas clásicas, es quien canta las glorias y la decadencia de la protagonista, la que la impulsa a la transgresión y le advierte de los riegos. En este caso se llama Kate Kavanagh. Viven juntas y son universitarias, la mayor aspiración milennial, ser libre e “independiente” en la mejor etapa de la vida. Gracias a ella conoce a Grey, pues le cede una entrevista con el adinerado empresario. Se conocen y aquí emana otro cliché, al menos de la literatura anglosajona, ofrecer una referencia exótica, clásica y erudita, Grey le hace llegar a Ana (diminutivo de Anastasia) la obra de Thomas Hardy, Tess, la de los d’Uberville. Pero hay que conservar la calma, esta obra no es tan inaccesible, Roman Polanski la llevó al cine en 1979 con la maravillosa actuación de Natassja Kinski. Aún así, no dejemos pasar el dato, el núcleo de esta historia es el supuesto derecho a un alto estatus social a partir de un vínculo familiar aristocrático. Aquí surge la gran pregunta: ¿qué serías capaz de soportar a cambio del ascenso social rápido? La respuesta estándar en la actualidad es muy simple: TODO.  Por tanto soportar los embates sadomasoquistas de un perverso no es problema, siempre y cuando cumpla sus promesas. Cenicienta  acepta los golpes, sí y solo sí, el príncipe obsequia el estatus. Hagamos algo de memoria, ¿con quién se queda Bella la de Crepúsculo?, ¿con el vampiro eterno, millonario y global? ó ¿con el lobo mortal, pobre y local?
En cuanto al tema de la fascinación que despierta el sadomasoquismo en la actualidad, escribí un texto hace varios años en referencia a la novela 1984  de Haruki Murakami. Lo interesante es que la historia se repite puesto que el atractivo del sadomasoquismo es viable siempre y cuando el rol de sumisión lo represente una mujer. De ahí deriva la mayor vertiente de críticas al éxito de 50 sombras de Grey, resulta inquietante como tras las grandes batallas por el logro de la equidad entre mujeres y hombres, se hace viral una historia donde el tema nodal es el sometimiento de una mujer a un hombre y no sólo eso, sino que al final de la trilogía se termina casando y teniendo hijos con él. Esto es nuevamente un cliché del imaginario colectivo contemporáneo: noviazgo perverso, matrimonio perfecto. Cómo diría la vox populi: ¿Somos o no somos? Resulta que al final el peligroso sadomasoquista se conforma con dar unas nalgaditas a su esposa y se convierte en un padre ejemplar. Esto es otro cliché romántico: “el matrimonio lo cura todo: perversión, alcoholismo, drogadicción, psicopatía, pereza, etcétera; es como la pastilla del día siguiente pero de la personalidad”.
En realidad todo esto no tendría ninguna relevancia si se circunscribiera al terreno de la fantasía, a la ficción. Pero no es el caso, en una era tan carente de recursos simbólicos, las personas se aferran a cualquier tabla salvadora, por lo que muchas mujeres adolescentes, jóvenes y maduras alrededor del mundo han hecho de 50 sombras de Grey, su manual de supervivencia. Un gran número de lectoras le agradecen a E.L. James ser el hada que mejoró su vida sexual, sin embargo, muchas otras han hecho de sus días un sendero de frustración porque a pesar de sus esfuerzos perversos, no les llega un Grey. A su vez muchos hombres también son víctimas de James, a diario suben las estadísticas de eyaculación precoz e impotencia entre hombres heterosexuales de entre 25 y 40 años por efecto de la ansiedad de desempeño, se sienten apabullados por las pretensiones “Rápidas y Furiosas” de sus parejas.
En breve se estrenará la versión cinematográfica de esta saga, en México hay pre-venta para el estreno desde  hace varios meses, la ansiedad alrededor de este evento da la impresión de que se fuera a develar un gran secreto, aquel que abrirá la puerta de retorno al paraíso terrenal, al punto de partida de la transgresión. Lo cierto que es que la película será como una bebida preparada con svetia, dulce pero libre de calorías, de otra manera no podría ser tan comercial. El cine guarda en sus acervos grandes clásicos del sadomasoquismo, cualquiera de ellos haría que la gran mayoría de las lectoras de 50 sombras de Grey se saliera ruborizada y escandalizada de la salas cinematográficas. Como diría un buen amigo: “Hay quienes ven películas porno esperando que al final haya boda”.

4 comentarios:

  1. Me dio risa tu publicación por la manera en que narras todo pero me gustó bastante.
    Tampoco he leído la novela, (y no la leeré) sin embargo, me uno a todas tus premisas.
    Para sadomasoquismo mejor leer al "Marques de Sade" No crees?

    Espero estés muy bien y tu semestre vaya bien. Te mando un gran abrazo y espero nos podamos reunir, sería agradable.
    Muchos saludos Profesor, sinodal, amigo y colega.

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  2. Eli:
    Si hubiera un curso de literatura sadomasoquista el Marqués de Sade estaría en el Módulo I. "50 sombras de Grey" tiene otra similitud con "Crepúsculo", sus autoras pretendieron insertarse en un género y el resultado fue otro, esto es, "Crepúsculo" se pretendía gótica y "50 sombras" erótica, las dos terminaron como novela rosa. También te envío un abrazo y nos vemos pronto.

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  3. A receta para la resaca de 50 sombras, cierto remedio para la vista puede ser uno que otro ensayo para la ceguera no? Muy bueno el humor negro de tu escrito!

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  4. Miguel:
    Coincido contigo, siempre y cuando la lectura de las 50 sombras no haya tenido como efecto la ceguera misma. Por cierto, ya estamos esperando "50 sombras de Miguel". Un abrazo.

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