Cuando llega la noche todos herimos,
retenemos las caricias,
afilamos la mirada,
laceramos con palabras.
La muerte se cocina en nuestros vientres,
nos reconocemos solitarios,
tememos las coartadas del amor,
pero retornamos a la dualidad,
el otro nos duele y ese dolor nos da
certeza.
Pero no podemos estar juntos sin
dañarnos,
así ha sido y así será,
porque ser humano es irrumpir,
suave o violentamente,
en la vida y memoria de otros.
Por eso cuando llega la noche todos
herimos,
cuando llega la noche todos herimos,
llega la noche todos herimos,
la noche todos herimos,
todos herimos,
herimos.
herimos.
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