martes, 15 de diciembre de 2015

Adagio para cuerdos

Nada se sabe de la cordura salvo que no es locura,
creer en el corazón es su raíz,
mas son tantos los extraviados por él,
que poco hay que creerle si se busca la razón.

La noche oscura cantada por el poeta santo,
es el germen de la enajenación,
por eso los sensatos la iluminan de celebración,
la penumbra les acosa como síntoma sin color.

Los cuerdos juegan a ser locos,
se disfrazan con la piel de sus temores
y se asustan a sí mismos en el espejo,
su semblante los hace temblar de otredad.

La locura es el dolor más humano,
no hay felicidad en ella.
La cordura es la evasión más humana,
no hay felicidad en ella.

En lo que nos duele encontramos lo que somos,
lo restante es nuestro ser en otros.

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