sábado, 22 de septiembre de 2012

Enfrentarnos de nuevo a la vida

-->
Crujidos en el ático de la memoria
delatan mi retorno
al cementerio de las evocaciones,
flores marchitas atajan toda simulación,
indican el recurrente itinerario
de mis duelos frescos.

Niño borroso,
tus amores son mis dolores,
tu fe mi perplejidad,
tu sonrisa mi nostalgia,
tus heridas mi vocación.

He amado demasiado,
de ahí el tamaño de mi pérdida.
En cada separación, en cada partida,
en cada letra abandonada,
quedaron restos de mi.

Duelos frescos, Juan Pablo Brand


Es mentira perdonar,
las cosas que pasaron, pasaron.
Y el amor no es un radio cassette,
donde poder echar atrás y borrar.
Bórrame de tu futuro eso si,
tu adelante sin mi,
yo adelante por mi lado.
Que por mucho que nos duela mi amor,
no hay camino peor,
que el que lleva al pasado.

Y enfrentarnos de nuevo a la vida,
aunque el cuerpo nos pida volver,
a luchar en batallas perdidas,
y volverlas a perder.

Enfrentarnos de nuevo a la vida
, José María Cano

Las separaciones, pequeñas muertes donde algo de nosotros se extingue, se evapora, se esparce. Si nos dejamos transformar con y por alguien, al distanciarnos, eso que fuimos con esa persona no retorna. Cuando hemos amado, esto es, nos hemos impregnado del ser de otra u otro, el rompimiento nos arroja a un minucioso duelo. Como afirma el psicoanalista Juan David Nasio, cuando amamos a una persona nuestro amor la recubre como una hiedra, se escapa por cada recoveco, nos entrelazamos. Si nos separamos, inicia un difícil repliegue donde cada retroceso es la vuelta de un recuerdo, duelo que conlleva el desprendimiento químico, pues los aromas y sabores de esa persona han penetrado en cada uno de nuestros poros, de los tejidos de nuestra ropa, de nuestra cotidianidad. Como dice la canción citada al principio, terminar una relación nos lleva a Enfrentarnos de nuevo a la vida, aunque el cuerpo nos pida volver, la abstinencia de la química de la amada (o amado) puede ser más intensa que la experimentada en ausencia de una substancia adictiva.
Como“amado fantasma” describe Nasio la experiencia de esa ausencia presente, emulando el fenómeno de “miembro fantasma” descrito por el neurólogo Ramachandran, refiriéndose a la permanencia de sensación en una parte del cuerpo que ha sido amputada. Tras la separación, sentimos a la persona, la escuchamos, la olemos, le respondemos, la soñamos, la buscamos al despertar, hacemos planes con ella, conservamos huellas de su presencia que nos sorprenden a cada momento, hasta que lenta y sutilmente nos vamos deshaciendo de todo. Esto en el mejor de los casos, pues en la actualidad se ha puesto de moda conservar medio vivos a los muertos (las relaciones que concluyeron) por si les da por volver o se les guarda en la morgue para invocarlos en tiempos de crisis. En lo personal, coincido con José María Cano: no hay camino peor, que el que lleva al pasado.
Cada persona ha realizado un itinerario muy particular desde su “primer amor” hasta su situación actual, a través del cual ha sumado fantasías, sonrisas, sinsabores, esperas, dolores, decepciones, en fin, ha vivido los encuentros y desencuentros con el otro. De repente la memoria nos arroja el recuerdo de alguien que fue significativo en nuestro pasado y nos preguntamos por su devenir, al tiempo que rememoramos la historia vivida con ella o él. El psicoanalista Christopher Bollas, nos dice que las personas que han provocado transformaciones en nosotros, nos habitan como fantasmas que se manifiestan en diferentes situaciones. Hay quien tiene sus fantasmas muy frescos, como quienes evitan ciertas situaciones porque “ya las han vivido”. Al contrario, hay quienes sufren demencia de amor y dolor, entregándose a cada nueva circunstancia como si acabaran de nacer. Como sea, cuando nos enamoramos lo hacemos con la fantasía de ser transformados por la otra persona, queremos ser otros, esperamos que al lado de esa persona habitaremos mejor este mundo. Quizá esta expectativa es la que posteriormente se convierte en la demanda a la otra o el otro, reclamando la promesa de transformación, de ahí que las parejas que tienen un mejor pronóstico son aquellas que cuentan con los recursos para seguirse transformando al paso del tiempo. Sin embargo, en muchas ocasiones nos cegamos y le colocamos atributos al otro, proyectando nuestra necesidad, creyendo en posibilidades transformadoras sin sustento.
Aún con lo amargo que en ocasiones es el amor de pareja, es probablemente de lo mejor que tenemos como especie, por eso los rompimientos son tan dolorosos, pues la mayor dificultad de la existencia es encontrar personas afines con las cuales transformarnos cada día, con las cuales enfrentar cada instante de la vida.

3 comentarios:

  1. "No hay camino peor que el que lleva al pasado"... te van a excomulgar los psicoanalistas hermano! ;)
    Suculento escrito amigo mío, gracias por seguir compartiendo en travesía

    ResponderEliminar
  2. Mi Estimado Miguel: Habría que agregar la otra parte de la canción: "Luchar en batallas perdidas y volverlas a perder". Quien ha sufrido por amor e insiste en amar de la misma manera, ha quedado atascado en los goces de su pasado. Quien por el mal de amores se transforma, no necesariamente será más feliz pero tendrá la opción de no repetir y elegir es libertad.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. bueno... bailaré este vals contigo pero sólo porque me pones el pase y en intento por brindar por la libertad que posibilita desquebrajar la tan afamada compulsión a la repetición.

      "Voy a aprender a amarte libre
      para liberarme de tu amor
      y así libertando amores
      amarte libremente"

      ...nos encontramos en el próximo baile de letras

      Eliminar