Cuenta
la Ramirada que la tía Alejandra era muy hermosa, hablan de sus veladas en la
plaza Machado y el teatro Rubio, donde era asediada por legiones de pretendientes,
a los que ella, con su educación de institutrices y profesores privados,
obsequiaba una mirada para después olvidarles. Se dice que una de esas noches
la conoció Rafael Oropeza, quien al verla vaporosa, elevada en la belleza de
sus diecisiete años, derramó su corazón para ofrecérselo de alfombra. Fue tal
su fascinación que buscó al músico Enrique Mora, compositor de la conocida Orquesta
de los Hermanos Mora. Le pidió un vals en honor de su amada, ante esto, el
músico seguramente aseveró “Si se me permite preguntar ¿cuál es el nombre de la
divina dama?”, a lo que Oropeza respondió: “ Alejandra Ramírez Urrea, la hija
de Don Alejandro y Doña Elodia”, a lo que Mora quizá refrendó “Poco será mi
arte frente a tal beldad, pero con su nombre en el Vals, todo se enmendará”.
En la plazuela Machado, corazón social
de aquel añejo Mazatlán, se estrenó el Vals “Alejandra” el 15 de julio de 1907,
interpretado por la Orquesta de los Mora, fue recibido con beneplácito del
público. Con la presencia de la agasajada, quien fue solicitada con insistencia
por parte del enamorado, la noche anunciaba el tan esperado sí. Los aplausos
llovieron al concluir la pieza, el compositor se acercó para entregar en propia
mano la partitura a la entusiasmada joven, resaltaba su nombre en letras
oscuras y grandes “ALEJANDRA”, ella dejó su asiento para recibir el obsequio y agradecer,
¿qué perla más grande puede haber para la vanidad de una joven doncella
mazatleca que ser la estrella de una noche en la plaza Machado? Un rumor de
permanencia ya comenzaba a sonar:
“Tu vals te sobrevivirá y serás conocida allende este siglo”.
Pero
no olvidemos al verdadero orquestador de toda esta maravillosa noche, Rafael
Oropeza. Tras el agradecimiento de la dama Ramírez, Enrique Mora le hizo saber
los motivos de su composición, así apareció mágicamente el encandilado joven,
quien inmediatamente le preguntó si le había gustado su vals, con lágrimas en
los ojos ella respondió que le había encantado, gesto que infló de esperanza a
Rafael, así que la tomó de las manos al tiempo que murmuró en su oído si le
gustaría que le tomara sólo una mano, pero para siempre. Alejandra Ramírez
Urrea, no sólo hermosa sino inteligente, tan sólo soltó sus manos sin
responder, Oropeza entendió que la inextinguible sonrisa y las emocionadas
lágrimas no eran expresión de un amor recíproco sino una vanidad mimada , se
retiró sabedor de que todo había concluido.
Nueve
años después, Alejandra se casó con José María Retes y tuvieron tres hijos.
Rafael Oropeza se casó y se fue a vivir a la Ciudad de México, más de mil
kilómetros de distancia parecieron suficientes para dejar atrás las notas de ese
Vals que le otorgó memoria pero selló su adiós a la amada Alejandra. Enrique
Mora murió siete años después a causa de un mal hepático, su nombre figuró en
la Orquesta Clásica de México de las festividades oficiales del Bicentenario de
la Independencia de México, Alejandra le regaló la inmortalidad y él le
correspondió de la misma manera.
Narra
también la Ramirada que la tía Alejandra murió en Monterrey y su sepelio se
acompañó con las notas de su Vals, paradójico destino para una pieza compuesta
para celebrar su joven belleza, un vals trastocado en marcha fúnebre. Pero no
hay que perturbarse, son contadas las personas cuyos nombres han encabezado la
partitura de una obra orquestal, eso lo entendió bien la tía Alejandra, por lo
que hizo de esta melodía la música de su vida y, al final, de su muerte.
Se
suceden los párrafos sin que de cuenta de mi tono familiar con la que sin
recato llamo tía. Resulta que de tener cuatro apellidos mi tercero sería
Ramírez y el cuarto Zazueta, uno de Mazatlán, otro de Culiacán, mazatleco de
padre y culichi de madre, aunque suene chocarrero. Mi bizabuelo se llamaba
Miguel Ángel Ramírez Urrea, era hermano de Alejandra, una de sus hijas fue
Carmen Ramírez, mi abuela, madre de mi padre, Miguel Ángel, homónimo de su abuelo,
al igual que mi hermano. Mi abuela, excelente interprete de piano, nos solía
deleitar con la versión para piano del Vals
Alejandra, era un ritual de familia durante el cual yo escuchaba una lluvia
de halagos para la tía Alejandra, pero mi mente infantil se perdía en las ramas de las generaciones.
Años después, viendo la película Santa
Sangre de Alejandro Jodorowsky, que se ubica entre mis largometrajes más
queridos, volvieron las notas de aquel vals de las narrativas de mi infancia,
en ese momento sentí una profunda conexión con ese universo de la Sinaloa
pre-revolucionaria donde se gestaron las glorias de mis familias paterna y
materna, tiempo y lugar míticos que como Macondo o Comala, han sido devorados
por la vorágine contemporánea, desdibujando el aura de la doncella, el
enamorado y el músico tejiendo no el amor, sino su trascendencia en medio de la
plaza Machado.
A la
Ramirada se entrelaza otra historia en la que no me extenderé pues se puede
consultar en múltiples fuentes históricas. La tía Alejandra y por tanto el
bizabuelo Miguel Ángel, eran sobrinos nietos de Ignacio Ramírez “El
Nigromante”, quien tuvo el complejo perfil de los reconocidos liberales
mexicanos del siglo XIX: Escritor, poeta, periodista, abogado, político e
ideólogo. Su apodo “El Nigromante” nació en su época de periodista junto a su
amigo Guillermo Prieto. Este tío muy lejano, formó parte del Congreso Constituyente que elaboró las Leyes de Reforma, Benito Juárez lo nombró
Secretario de Justicia e Instrucción Pública y años después, Secretario de
Fomento. En el mural pintado por Diego Rivera en el Hotel del Prado, lo
representó portando un letrero que decía “Dios no existe”, esto obligó a que el
mural permaneciera fuera de la mirada del público por nueve años, cuando salió
a la luz el mural sufrió ataques de estudiantes católicos, por lo que el
artista decidió cambiar el contenido del letrero y escribir: “Academia de Letrán
1836”, en memoria del polémico discurso que Ignacio Ramírez “El Nigromante” enunció
al ingresar a dicha Academia, uno de tantos actos de su vida que lo colocaron
entre los grandes protagonistas de la creación del Estado laico mexicano.
Y yo
que pensaba que mi liberalismo era una manifestación de mi libertad individual.
Despidámonos
como lo hizo mi bella tía, con el Vals
Alejandra:
https://www.youtube.com/watch?v=e5amkPjJSXw&index=3&list=PL11254A1499F53207
Fuentes:
- La memoria de la Ramirada (nombre dado en la familia a las reuniones que convocan a todo el clan Ramírez en Mazatlán, Sinaloa).
- Otto Schober. Historia del Vals Alejandra. Disponible en: http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/historia-del-vals-alejandra
- La versión del Vals Alejandra es la que incluyó Alejandro Jodorowsky en su película Santa Sangre.
¿No tendrás una foto de Alejandra Ramírez Urrea o podrías conseguirla? Me gusta mucho el vals y sería magnífico tener una foto de quien lo inspiró.
ResponderEliminarPasaron casi siete meses, pero ya conseguí la foto de la tía Alejandra y la agregué al al blog. Saludos
EliminarPuso la foto.mas fea pues joven fue reina de carnaval de mazatlan y alli si era bonita rn la otra que puso ya no
EliminarNo tengo una foto de la tía Alejandra, pero voy a preguntar en la familia y si hubiera una con todo gusto te la comparto. Saludos.
ResponderEliminarGracias por compartir tan bella historia. A mi también me encantaría ver una foto de la tía Alejandra. ¿ Por que ella no aceptó a su enamorado?
ResponderEliminarSigo en la búsqueda de la foto. En cuanto a la pregunta, por lo que sé, es que si bien la tía Alejandra recibió con agrado la composición, no así las intenciones del enamorado. Como toda mujer bella, sabía que vendrían otros candidatos para poder elegir a alguien afín. Saludos.
EliminarQUIZÁ ALEJANDRA NO ACEPTÓ A RAFAEL OROPEZA POR LA DIFERENCIA DE EDADES, ADEMÁS ERA AUN UNA NIÑA A SUS 17 AÑOS, DEBIÓ SER MUY BELLA PARA DEJAR UNA ISPIRACIÓN MUY GRANDE EN EL ENAMORADO, LO QUE SI DEJÓ HUELLA FUE ESA BELLÍSIMA MELODÍA QUE SIGUE PERSISTIENDO ÉPOCA TRAS ÉPOCA
EliminarGracias por esta historia que me ayuda entender más él Vals Alejandra. Con orgullo yo soy la bis sobrina del compositor Enrique Mora Mi abuela materna era Luisa Mora de Preciado también nacida en Mazatlan. Su padre Elijio Mora (mi bisabuelo) era el hermano de Enrique y el conductor de la orquesta Hermanos Mora que presentó por primera vez el Vals Alejandra
ResponderEliminarMi abuelo Manuel Preciado también era músico en la sinfonía de Mazatlan junto con los hermanos Mora. Así se conocieron mi abuela y el
ResponderEliminarQué interesante historia y muy buena la forma de contarla. Entonces el vals lo compuso Enrique Mora en 1907, ¿sabe cuándo se compuso la letra y quién es el autor?
ResponderEliminarGracias por el comentario. La letra la escribió el propio Enrique Mora cuando compuso la música. Saludos
EliminarEn que año fue reina electa de carnaval de mazatlán, segun tengo entendido más no fue coronada hasta muchos años despues. Me puede facilitar el dato a pericosmoc@hotmail.com
ResponderEliminarMe llamo Alejandra, y siepre me ha fascinado este bellisimo vals! Esta de mas decir porque! :))
ResponderEliminarSaludos JPB. Impresionante y admirable historia, cómo puedo referenciar esta historia, para fines de compartirla? es decir, cuál es tu nombre a fin de referenciar este texto?
ResponderEliminarEn especial me gustó mucho la frase: "Oropeza entendió que la inextinguible sonrisa y las emocionadas lágrimas no eran expresión de un amor recíproco sino una vanidad mimada..." pues vaya que lo he vivido ante mujeres bellas que parecieran más diosas que humanas, y que han infundido siempre en mí casi sobrenatural admiración, pero también algo de timidez.
Por cierto, ahora mismo sostengo en mis piernas mi violín con el que estoy practicando el hermoso vals. Saludos.
Sin lugar a dudas Alejandra Ramírez Urrea debió haber sido una mujer muy especial para inspirar un tema tan hermoso!!!
ResponderEliminarFascinante y romántica la historia, pero triste su desenlace. Sin embargo, la melodía es únicamente bella...Gracias señor Enrique Mora Andrade por este hermoso vals, la primera vez que lo escuché yo tenía ocho años y me hipnotizó. ¡Sencillamente bello!
ResponderEliminarHola: Me interesa mucho la relación familiar entre Alejandra Ramírez Urrea y El NIgromante. Por lo que pude encontrar, Alejandra era hija de Alejandro Ramírez Murguía y éste era hijo de Francisco Ramírez, originario de Querétaro. Pregunta: ¿Era este Francisco Ramírez, hermano del Nigromante?
ResponderEliminarHola muy bonito vals de alejandra .pero mi duda ella vivió en pericos Sinaloa.era de la familia de los reyes de pericos
ResponderEliminarQuise decir familia retes
ResponderEliminarLa verdadera Alejandra es la de la foto de al principio de este artículo?
ResponderEliminarLa verdadera Alejandra es la de la foto de al principio de este artículo?
ResponderEliminarLa verdadera Alejandra es la de la foto de al principio de este artículo?
ResponderEliminarHermoso relato y Maravilloso el vals Alejandra.
ResponderEliminarAl recordar a mi Niña Alejandra, siento un nudo en la garganta,. Gracias por compartir unvals hermoso cómo ella.
ResponderEliminarDoña Alejandra fue una mujer no solo brillaba por su belleza sino también hay documentado algunos relatos de cuentos de una revista que publicó la Universidad Autónoma de Sinaloa, otro dato no confirmado pero si relatado por sus descendientes que era poliglota sabia el ingles y francés porque era auxiliar de su papá en la antigua aduana de Mazatlán, otro dato interesante fue auxiliar de un médico de renombre de la ciudad de Culiacán. Estoy convencido que a los Mazatlecos les falta enaltecer este personaje que a través de la historia musical hace grande al Puerto y a Sinaloa. #ValsAlejandra #Musa
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