martes, 17 de mayo de 2016

Relato. Never tear us apart

      Tumbados en el jardín compartían los audífonos de un walkman, ella había conseguido una gran novedad,  un casete de 120 minutos de duración en el cual grabó las canciones más queridas por los dos. Con esa extensión de tiempo pensaron que no sería necesario voltear nunca el casete, pero llegó el momento en que la cinta se agotó y fue preciso interrumpir ese maravilloso sopor que los atrapaba cuando estaban juntos al atardecer.
      Él reconoció la canción con las primeras notas:
- Never tear us apart – dijo con esa peculiar sonrisa que ella nunca lograba interpretar.
- Sí, INXS – respondió ella sin saber que más decir.
- Me gusta esa parte en que dice que pueden volar porque todos tenemos alas – señaló él cambiando la misteriosa sonrisa por un gesto de aparente ternura.
 - ¿Y crees que sea cierto? – preguntó ella intentando no arruinar lo que parecía un momento tan íntimo.
- No creo que todos tengamos alas, otros las tienen pero tienen miedo de volar. Siendo niño, varias veces soñé que volaba y al despertar me paraba entusiasmado, levantaba mis brazos y esperaba el momento en que mis pies se separaran del piso. Pero claro, nunca pasó. Hubo ocasiones en que lloré  por la frustración, lo cierto es que no intenté nada arriesgado, pensaba que si lograba flotar al interior de mi habitación, después probaría en espacios abiertos – guardó silencio y miró largamente el cielo, daba la impresión de estar viendo algo volar.  
      Con ansiedad por el silencio, ella tardó en encontrar algo que decir:
- Nunca quise volar,  pero cuando era niña solía soñar con música, era extraño porque había piezas que no había escuchado antes, simplemente sonaban en mis sueños. Despierta tarareaba esos sonidos nuevos. Al escuchar esta canción por primera vez, reconocí en ella algunos acordes de esa música nocturna de mi niñez. Al poco tiempo te conocí, estabas con este walkman, con tus lentes obscuros y cantabas la canción, así supe que entre tú y yo habría algo especial – concluyó ella con un rictus de timidez.
- Será para siempre nuestra canción- dijo él mirándola a los ojos.
- Sí, será para siempre nuestra canción…


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